Hemos dormido como quien dice en el corazon del Delta del Ebro. Pero el ajetreo comenzó pronto. No sabéis las ganas que tengo un día de levantarme por ejemplo a las diez de la mañana. Ya no se lo que es eso. Ahora de golpe y porrazo estas metido en un sueño y comienzan a irse pasos, voces etc etc. Yo que vengo de acostarme normalmente a las dos de la madrugada a las siete oir a la gente pues os podeís imaginar.

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Tambien es cierto que en jornadas como esta merece la pena madrugar y aprovechar el lugar. En este caso el Delta del Ebro.
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Esta es la desembocadura del Ebro.

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Cruzamos el Ebro en barcaza. Coste por persona: 0´50 centimos

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José nos relata con paciencia la situación de los arrozales y de como se plantan. El lugar donde se encuentra es un semillero. De allí el pasa a la finca de al lado los tallos que va clavando manualmente en la tierra.

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La cosa se pone fea porque no para de llover. Al conserje del camping parece que algo de pena si que le damos y al final se acerca para decirnos que si queremos dormir en la parte de las lavadoras que nos deja. Vemos el lugar y nos sirve. El restaurante esta cerrado por descanso semanal. De nuevo la amabilidad. Esta vez para decirnos que nos puede bajar a comprar la cena o el desayuno a San Carlos de Rapidá.
La noche se convierte en un descojono porque para Mamen es la primera vez que duerme en un camping y encima lo hace con el saco y en el suelo del almacén de las lavadoras.
A dormir.. mañana subo texto.
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