Madrugamos después de una noche de juerga. Nos «desmadramos» hasta casi las cinco de la madrugada en el pueblo menos pensado: Cuevas del Becerro. Más o menos lo que ocurrió fue que llegamos con el atardecer al pueblo. A la entrada preguntamos a unos anciano de un lugar donde pasar la noche «sin pagar» y nos indicaron «El Nacimiento». Así que nos dirigimos allí y observamos el lugar y vimos dos sitios donde podíamos colocar las tiendas de campaña. Con el sitio en nuestra mente decidimos ir a cenar y hacer tiempo hasta que cayera la noche. Cenando comenzamos a entablar conversación con unos paisanos que se encontraban en la mesa de al lado y al final acabaron llamando a los policías municipales para que nos dieran cobijo. Tuvimos que esperar un rato pero la espera valió la pena. Detrás del coche patrulla llegamos a un local donde la niñas bailaban. Tenía servicio y aunque el suelo era de cemento al menos nos encontrábamos a resguardo. Pero algo sucedió en las calles de Cuevas que cuando instalamos el campamento no corría por el cuerpo la necesidad de salir a tomar algo. Y no lo dudamos mucho tiempo. Para cuando nos quisimos dar cuenta estábamos sujetando un vaso.

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Por la mañana toque de corneta y todos en pie. Sobre las ocho recorríamos el pueblo en busca de un garito donde desayunar. Y después comenzamos a ascender el puerto del Saltillo con dirección Ronda.

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En Ronda lo primero que hacemos es visitar al distribuidor oficial de ORBEA para que hagan unos apaños en las bicis de Chema y de Arturo T. El gerente es Jesús y en cuanto le contamos quienes somos y hacia donde vamos se apura en poner las bicis «a punto». Y mientras trabajan nosotros nos damos un garbeo por Ronda.

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Plaza de toros de Ronda.

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El puente es sencillamente «im-presionante»

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El calor ronda entre los 32 y los 38 grados. Ayer rodamos con esas temperaturas y esta vez esperamos a que descienda algo. En un parque a las afueras de Ronda echamos la siesta durante una hora y reiniciamos la marcha. Ayer nos dijeron que la etapa de hoy no seria muy dura y casi en su totalidad era un tobogán hacia la costa. Pero bueno esas frases se alejaban d la realidad porque nos comimos más de 30 km de puertillos entre los 750 y los mil metros.

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Los pueblos blancos de la serrania de Ronda

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Este chaval es Jaime que se convertirá en nuestro guía en Gaucin. Gracias a él hemos llegado hasta los municipales que han movido cables para poder dormir junto a la piscina municipal. Todo un lujo.

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En esta foto aparece Manuel, el encargado de gestionar todo el tinglado para que hoy pasemos la noche junto a la piscina municipal. Que por cierto dos baños han sido los que me he pegado. Esta tarde y a la una de la madrugada.