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Hemos pasado la noche de buena manera. Nos han dado cobijo, nos han invitado a cenar y a desayunar. Seguimos porque estamos para continuar. No sabremos si volveremos a ver a la gente que nos hospeda, que nos hace por unas horas complices de su generosidad y por eso les damos las gracias. Nos vamos siempre con recuerdos. Y Aurora y Rafa han hecho posible que estando lejos de casa nos hacen sentirnos como en la nuestra. O casi.

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Chema venia desde hace unos días contactando con dos cicloturistas que estan haciendo el litoral gallego. Los dos se llaman Manuel y uno es de Huelva y el otro de Albacete. Con ellos compartimos una paella de esas que se salen. Vamos que da ganas de acabarla y pedir otra. Y a buen precio. El lugar donde damos cuenta de ella es el restaurante Minerva que abre solo en verano.

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Los manueles llevan más de 4 años recorriendo el litoral, incluyendo las islas. Al final cuando ibamos a marchar todos juntos hasta  el cruce de la carretera y allí tirar unos hacia el norte y otros hacia el sur lo tenemos que dejar. La rueda de atrás esta pinchada y nos ponemos a cambiarla mientras observamos como los dos cicloturistas se van.

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Seguimos y seguimos pedaleando. Recorremos la carretera junto a la ría y vemos que lo que dejamos por la mañana lo vemos desde el otro lado de la ría. Entramos en Muros, un bonito pueblo pesquero donde los turistas se agolpan en las terrazas.

Acabamos pasando la noche en el camping de A´Vouda, a escasos dos kilómetros de Muros.