La vida en los albergues gira en torno a las mismas conversaciones. A veces uno se siente como en una carrera «.. que si lo he hecho 31 veces y las dos últimas lo hice de espaldas al sol, que si lo he hecho 4 pero me levantaba a las dos de la mañana para sintonizar las noticias americanas antes de iniciar el día…» bla bla bla.
Para colmo muchos peregrinos no se dan cuenta que molestan tanto los que se acuestan tarde como los que se levantan a las cinco de la mañana. Pero bueno, los caminos del señor…
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Agradecemos a Luis y su familia la hospitalidad que nos han brindado y después de sacarnos la foto de rigor bajamos al centro de San Vicente. Al rato Chema va a la estación de tren en busca de Sonia que ha venido a pasar el finde.
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Viajando en bici a veces ocurre que uno deja la ropa a secar por la noche y no seca. Y cualquier momento es aprovechado para tenderla. En este caso mientras Artur T. y yo damos cuenta de unos pintxikos de tortilla que nos miraban de reojo desde la barra del bar Miguel tendio su toalla.
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Las vistas de San Vicente desde la playa posiblemente sean el mejor marco de la localidad. Con el cielo despejado apararecen los Picos de Europa. Es una pena las cagadas urbanísticas que se vienen realizando y en San Vicente no iba a ser menos.
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La etapa de hoy no tiene grandes altitudes pero es un sube-baja continuo. No muy duro la verdad.
Entramos a Comillas que es como decir en terreno de Chema porque él es de la tierra y hace de guía hasta que los estomagos piden a gritos un bocado y regresamos al centro de Comilla en busca de un restaurante.
En Comillas nos damos un minipaseo por la zona del palacio de Sobrellano y nos acercamos hasta «El Capricho» de Gaudí pero lo cinco euros de la entrada, la zona en obras y un poco la desgana hacen que nos demos la vuelta.
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Desde Comillas nos dirigimos a Santillana del Mar. A estas horas, las seis de la tarde, esta lleno de turistas. Se distingue bien a un turista de un paisano. Los turistas andan como zombies, con bolsas de la misma tienda de souveniers, forman pequeños grupos (los que van solos son la avanzadilla del resto), andan como topos y establecen comparaciones con otros lugares: «mira la colegiata, igualita que la iglesia pequeña de Benidorm».
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La vida en la bici. Después de las cuestas siempre se tiene tiempo para tomar algo tranquilos o charlar sobre el futuro del país. Las conversaciones giran en torno a la física nuclear, la teología o las matemáticas puras. Las más divertidas siempre tiene que ver cuando mezclamos todo con la materia inerte.
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Hacemos noche en la zona de los campos de futbol de Cartes, a dos kilómetros de Torrelavega. Txema tiene un acto promocional mañana por la mañana y la organización nos ha invitado a dar «el pistoletazo de salida»
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Después de colocar las tiendas de campaña y de la ducha de rigor nos vamos a cenar y compartir tertulia con Sandra y Laura, conocidas de Chema y Sonia.
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Hayyyy quien pudieraaa, envidia sana toda ehhh.
Bonitos cuernos Arturo…
Que pokito os kea pa llegá a la casa ¿volveís a empezar de nuevo, nooo?