Da igual lo que haga. A pocos se les queda mi nombre. Es más fácil no luchar y rendirme ante «bicichina». Que cosa más rara. Cuando me llaman así siempre recuerdo una frase que decía mi abuela: «una vez mate un perro y me llaman mataperros». Pues eso. Arturo, el de la bici a China,  El Chino o Bicichina.

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¿Por que Almeria?

Por muchas razones. Por lo que vi y viví a nuestro paso por la aventura Península 2010 pero indagando en los recuerdos regreso a un momento. El año no lo recuerdo bien pero posiblemente sucedió en el 2000. Viajaba en el bus de linea Madrid-Vitoria. Me senté junto a un chaval, algo mayor que yo que venía con un subidon terrible.. de la hostia. Cualquiera pudo pensar que se había metido unos cuantos tripis. Como tuve la oportunidad de hablar con el pronto descubrí la razón de su estado. Él regresaba a visitar a sus padres después de unos meses fuera de Vitoria. Había viajado por gran parte del mundo y durante las últimas semanas estaba colaborando en la demarcación de los límites de un parque nacional en Egipto. No recuerdo su nombre pero si que era hijo de un compañero de trabajo. Bueno de la fabrica donde trabaje. En la conversación este chaval me dijo conocer todas las provincias de España y me remarcaba Almeria no solo por su belleza o su luz sino como forma de reflejar… lo lejos que queda de Vitoria. Desde entonces Almeria se quedo en un rinconcito de mi cabeza. Era un lugar lejano, una provincia que sonaba «a lejos» y eso ya era suficiente como para desearla.