Los despertadores de los moviles suenan a las seis y media. Me estoy acostumbrando. Dentro de poco nos levantamos antes de que cante el gallo. Dentro de poco saldremos con la penunbra cuando los basureros regresen a casa, cuando los borrachos se acuerden de donde viven, cuando los gatos dejen de mirar a la luna. Pero todavía no vemos la luna.

El madrugar tambien es por algo. No es salir por salir. Hoy nos espera La destileria de Aguardiente y Anises Cazalla. Así que después de desayunar en la Sede de Iu, donde nos han dado cobijo vamos a la destileria y recordando a la gente del pueblo de Puras de Villafranca (Burgos)  en sus tiempos memorables nos desayunamos un chupito de anis para entrar en calor. Cazalla es conocida por varias razones pero una importante es que durante muchos años medio pueblo vivió de las destilerias. Se fabricaba y todavía se sigue haciendo uno de los mejores anises de la península.

Nos desviamos unos kilómetros para realizar la Vía Verde Norte de Sevilla. Por esto casi hacemos 20 km. de más pero merece la pena. La vía verde transcurre entre árboles y junto al río, esta acondicionada y por ella pasaba el tren minero que iba desde las minas de Cerro de Hierro con el ramal que iba de Sevilla a Mérida. Se hizo con idea de bajar el mineral desde aquí hasta Sevilla y luego llevarlo en barco a Escocia. El contrato para la instalación del ferrocarril se plasmo en 1894 entre la compañía ferroviaria Madrid, Alicante, Zaragoza y los Sres. William Baird Co. Ltd. de Glasgow (Escocia).

Hace menos de 30 años que dejo de funcionar.

Nos desviamos a la altura de San Nicolas. Pasando el pueblo dirección Alanis a manos derecha esta la playa fluvial. El agua esta caliente. Tiene unos cuantos chiringuitos y nos quedamos un par de horas.

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En Alanis un chico nos dice que tengamos cuidado con el calor que a la sombra hace 38 y que al sol seguro que llega a los 42. Entonces me da por mirar de vez en cuando el termómetro del cuenta kilómetros. Y la cosa se pone caliente. Comienza por 44 y en vez de bajar sube. Son las seis y media de la tarde. Es verdad hace calor pero sigo pensando que el termómetro mide 4 grados por encima. De todas formas da igual porque no son horas de andar.

Han sido más de 725 kilómetros los que hemos recorrido en Andalucia. Ahora nos toca rodar por una de las comunidades que más me gusta: Extremadura.

Los vecinos de Malcocinado. En la entrada había un grupillo de viejillos que le dijeron a Cris: –Anda maja sientate un rato con nosotros– Luego pase yo y ni me miraron a la cara (al carro seguro). Y cuando paso Mari Carmen: –¿Tienes prisa? Ven un rato aquí. Lo del nombre del pueblo nos dicen que es posible a dos leyendas: una habla de un aristócrata que se quedó a comer y le sirvieron algo que no le gusto. La otra cuenta que este era pueblo de paso de ganado y en él se quedaban a morir las cabezas enfermas y viejas.

Estas son las últimas cuestas del día. El pueblo es Azuaga, en Badajoz. El atardecer nos pilla y yo me voy quedando unos metros solo sacando fotos y esperando a que el sol me diga «Hasta mañana».

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Azuaga tuvo hasta casi 50000 vecinos en los años de explotación de las minas de Carbón. Actualmente son 9000.

Llegamos al anochecer.