La formula que nos aconsejaron en RENFE para desplazarnos con la bici desde Vitoria-Gasteiz hasta Salamanca consistía en hacer transbordo en Medina del Campo (Valladolid). Allí nos juntamos con Miranda que llego unas horas antes en un tren regional desde Miranda de Ebro. En la estación de Vitoria nos dijeron que no hacía falta reservar en el tren de Medina del Campo a Salamanca y que no tendríamos problemas con la bici. Como estas palabras las dice un trabajador que se supone conoce bien el tema del transporte de la bici en el tren pues unos se las creen y no le da más vueltas. Todo bien hasta que tres personas se presentan en la estación de Medina y al revisor del tren se le queda cara como «de mirar pastar a las vacas desde el mismo tren». En pocos segundos casi le jodemos la jornada de trabajo. Nos pregunto por nuestro origen del viaje y nuestro fin del trayecto. Al decirle que montamos en Vitoria decidio dejarnos subir. Una vez arriba al rato apareció pidiéndonos los billetes anteriores tanto de nosotros como de la reserva de la bici del primer trayecto y le comentamos que en la estación de origen nos dijeron que no tendríamos pegas por llevar las bicis y que no era necesario hacer reserva. El hombre nos dijo que nos informaron mal y que si no llegamos a venir desde otra estación nos hubiera dejado en Medina del Campo … a ver pastar a las vacas. Nos pidió los billetes porque en el tren viajaba un inspector de la zona norte y el tipo comenzaba a flojear. Al rato apareció un tipo hombre delgado, escondido en sus gafas, nervioso pero con el que se podía hablar. Y al minuto le dimos la vuelta a la tortilla y lo que se parecía iniciarse como un toma sin daca paso a un toma y daca. La conversación duro todo el trayecto hasta Salamanca (una hora). Incluso una vez finalizado el viaje nos acompaño hasta la salida de la estación y siguió dándonos consejos sobre que tren podíamos coger para regresar.
Tenía ganas de preguntar porque RENFE no posibilita y mejora el transporte de la bici en los trenes (en todos) y su respuesta fue que llevar eso a cabo significaba pagar mucho dinero por modificar los vagones o incluso pagar por cambios en la homologación de los trenes.
En Salamanca nos juntamos todos, los del norte y los del sur y salimos a cenar. Dormimos en un piso (apartamento) cutrecillo pero económico y suficiente para pasar la noche cerca del centro de la ciudad. Al anochecer recorremos el casco histórico deteniéndonos brevemente en la búsqueda del astronauta en la fachada de la catedral nueva (Miguel Romero, el cantero encargado de la restauración siguiendo con la tradición de incorporar un elemento contemporáneo labro en piedra en 1992 un astronauta), en la Casa de las Conchas y en la Plaza Mayor. Después de cenar en una terraza en la calle Mayor nos vamos a descansar.
Pingback: De las Arribes del Duero al encuentro con el Lobo | subealabici