Nos levantamos más bien pronto y mientras unos se toman el desayuno en el improvisado campamento otros desayunamos un café en el bareto de turno. Hoy hace menos viento que ayer y durante muchos kilómetros recorremos una carretera comarcal sin casi trafico. Estamos evitando los prepirineos y los pirineos pero eso no quita para ir ascendiendo pequeños repechos. En general siempre ascendemos.
A los pocos kilómetros un cartel nos anuncia que estamos en tierras de Huesca. Y otra vez a los pocos kilómetros de nuevo Zaragoza y así alguna vez más. A nuestra derecha vamos dejando los Mallos de Riglo, unas formaciones geologicas de conglomerado.
La alforja en Santa Eulalia de Gallego
La entrada a Santa Eulalia ha sido una maravilla. No lo digo por el paisaje sino por el descenso de diez kilómetros. Pasado el pueblo nos encontramos con el río Gallego, afluente del Ebro y que baja fuerte y bravo.
A ambos lados de la carretera nos rodean los almendros (entre Ayerbe y Loarre)
Este es Carlos, un ciclista de Huesca al que me pego como una lapa para ascender hasta el camping de Loarre. Llego un poco tocado y creo que el se da cuenta de ello. Durante los kilómetros en los que pedaleábamos me comentaba entre otras cosas que en Huesca existe tradición hacia el ciclismo como deporte pero que cada vez observa un mayor número de usuarios de la bici.
A poco más de kilómetro y medio esta el Castillo de Loarre que alcanzo mayor fama después de la película «El reino de los cielos» de Ridley Scott.
En el camping de Loarre hablo con la chica de recepción. Mientras espero a los compañeros le explico de que va el proyecto y traslada mis palabras al telefono. La gerente del camping nos ayuda. Tenemos un lugar donde poner las tiendas y un sitio donde ducharnos y eso es de agradecer.
Con el grupo en el camping nos damos cuenta que lo mejor será visitarlo mañana por la mañana.
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Mucho animo y un beso muy fuerte ya ves que cumplo mis promesas .cuidate