Salimos de Carcastillo después de despedirnos de Raimundo. Ha sido un día el que hemos viajado con él pero como si fuesen semanas. En la bici, al igual que andando la aventura se maneja en otros tempos. Nosotros seguimos hacia el este.
Durante el día paramos en casi todos los pueblos. Sadaba, Uncastillo y Luesia. Los pueblos están separados entre si por bastantes kilómetros. El paisaje es arido, con predominio de cultivo de secano. Solo los arrozales a la salida de Carcastillo y algo de regadío a la vega del río Riguel romperían el predominio de secano.
Andar por este paisaje se hace cansino porque nos toca un suave pero constante viento en diagonal que nos frena y porque practicamente durante todo el día ascendemos.
A media tarde Joseba se encuentra algo fatigado y nos avisa de que el no puede más. Pensamos en una buena opción para seguir todos y decidimos quedarnos a buscar un lugar donde acampar.
Lo primero que se nos ocurre es avanzar algunos kilómetros en busca de un buen sitio donde colocar las tiendas de campaña pero esa opción se desestima pronto al ver un pequeño parque en las afueras de Luesia.
Entre una cosa y otra nos vemos llamando al cuartelucho de la guardia civil para pedir permiso. Pero en este pueblo la benemerita solo aparece dos veces por semana. Si se les necesita una hoja cerca de la puerta recoge el teléfono donde llamar.
Optamos por dar un giro y atacar al alcalde del pueblo. Todo esto sucede a las puertas de una tienda de ultramarinos. Ya tenemos al concejal y en unos minutos se nos presenta el alguacil.. ya solo falta un cura y un tipo a lo Paco Martinez Soria con la maleta de madera. Lo digo por que lo de la figura de «El Al-gua-cil», así como suena, va en serio. Aquí todavía se llama así al que trabaja haciendo parte del mantenimiento del Ayuntamiento.
Le contamos la película de lo de la bici al alcalde y … voila!! nos abren las piscinas de verano.
El alguacil es un tipo que no se anda con rodeos. En 3 frases le he oído jurar otras tantas más. La noticia de que 4 intrusos le acaban de joder la partida al mus o de salir pitando dejando el vino a mitad de camino no le ha hecho mucha gracia. Pero al final nos abre la puerta de las piscinas e incluso nos pone las duchas del servicio interior. Por estas fechas el servicio no es que este excesivamente sucio pero si ocupado por herramientas de jardinería e incluso por una maquina de helados.
Cargando las baterías del móvil y las pilas.
De vez en cuando aprovechamos para lavar la ropa.
Plantamos las cuatro tiendas entre las piscinas y las bicis. Son dos piscinas, la más grande tiene poco agua y la pequeña esta llena de un agua oscura donde habitan las ranas. Ahora por la noche croan y al fondo se oye un perro ladrar. Así es la vida en un pueblo del norte de Zaragoza. Bueno de un lunes de mayo en un pueblo aragonés. Un pueblo al que queremos agradecer el apoyo mostrado a través de su alcalde.
Las tiendas de campaña en las piscinas de Luesia (Zaragoza)
Del día de hoy rescatar una pregunta y una frase:
Joseba: ¿ Falta mucha subida para arriba?
El señor: Para abajo no vas a subir.
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Ánimo! ya falta poco para entrar en mi tierra!! Os sigo de cerca…
Animo Joseba !!! animo a todos !!!
k es eso para unos vascos como vosotros !!! un besazo y mucha fuerza (os empujo con toda mi alma)…ya llegará la cuesta abajo….un abrazo enorme !!!
aupa txikos !!!