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Desayunamos con la tranquilidad que nos caracteriza con Ioanes y Maria. Salimos más tarde de las once.

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La pareja nos deja a los pies del bidegorri que nos llevara a la postre hasta casi Beasain.

Cuando ya nos habiamos despedido. Cuando parecía que no les ibamos a volver a ver nos adelantan y nos esperan en un bareto. La excusa «–bueno hemos pensado que como nos vamos a casar en breve os queremos invitar a un pintxo». Dicho y hecho. Biccis aparacadar, sentados y esperando a un pintxo que elige Ioanes. Y acierta. Un pintxo de chistorra.

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En Ataun nos paramos para ver la representación de como se hacia el carbon hace unos años. Iñaki amablemente nos explica los pasos que se daban hasta sacar el carbon.

En esta región por donde pasamos se encuentran diria yo algunos de los mejores caserios del País Vasco (zona de Ataun).

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Subimos el puerto de Lizarrusti, de algo más de seis kilómetros, tendido pero sin  fuertes pendientes que el «peloton» pasa sin muchas dificultades. La carretera no tiene mucho tráfico y esta sombreada (hayas, castaños, plataneros…).

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En la cubre del puerto aparece el cartel de la Comunidad de Navarra. Ya solo nos queda descender y buscar el camping de Etxarri Aranatz.

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Poco a poco llega el punto y seguido de la aventura. Poco a poco esto huele cada día más a Vitoria. Ya siento ese cosquilleo que me dice que algo esta a punto de concluir. Algo que nació como una idea hace ya años; recorrer la península ibérica. Vitoria esta a la vuelta de la esquina. Esta ahí pero me resisto a verla. Al menos por el momento. Ahora escribo desde mi tienda de campaña, con la espalda cargada y con sueño.