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La Vía Verde de la Campiña pasa a llamarse «de la Campiña Sevillana a unos 7 km de La Carlota. Se puede decir que las localidades que hay estan casi todas separadas de la vía. Nosotros decidimos hacer noche en el camping de La Carlota. Por la mañana subimos hasta el pueblo y lo atravesamos con dirección Ecija. El trayecto lo realizamos por la carretera de servicio de la autovía. Además de tener muy pocos metros asfaltados, el trayecto en si carece de interés.

En Carlota son varios los vecinos que se desplazan con la bici. Fernando se desplaza con una bici requetepintada a la que sobre un fondo blanco le han escrito ORBEA.

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De camino hacia la autovia nos encontramos con   José Garcia en una estación. Le ayudamos a bajar la bici del coche y a hinchar las ruedas. Tiene 74 años y nos dice que sigue moviendose en bicicleta. Conoce bien Vitoria, Mondragon y muchas de las carreteras de la península.

Mientras habla me doy cuenta que desde que comenzamos la aventura somos proclives a encontrarnos a gente que tiene muchoooooo más tiempo que nosotros. Nosotros  paramos por poco y los que paramos parece que paran el reloj.

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Pasadas las doce y media alcanzamos Ecija, localidad de la provincia de Sevilla. Nos encontramos en el corazón de «La sarten de Andalucia»  y si al principio no parece así segun van pasando las horas parece hacer justicia a tal nombre. Mientras comentamos que vamos a hacer: continuar o dejarlo por hoy comemos un menu del dia a 7 euros (con varios primeros y segundos) donde incluyen el postre y la bebida.

Luis es un tipo con el que nos cruzamos un par de veces . Durante la comida aparece sudando y nos dice que podemos ducharnos si deseamos continuar. Le agradecemos el gesto y le contamos que finalmente y viendo el panorama que se nos acerca (calor hasta bien entrada la tarde y una vía verde  sin «nada» entre Ecija y Marchena en 40 y tantos kilómetros) nos quedamos a pasar la noche.

Ahora, son las 20:30 de la noche. Hemos quedado con Luis para recorrer las calles de Ecija. Sigue haciendo calor. El ventilador me da en la jeta y cuando no por su giro de derecha a izquierda me vienen bocandas de aire caliente. Estoy por comprar una alagadera de cientos de metros y llevarlo puesto en la oreja. Me he despertado de una siesta, la primera seria, chorreando y con el malestar de haber dormido más de lo necesario. Pero he aplicado eso de «alli donde fueres haz lo que vieres». Nosotros no hemos visto a nadie a las 16:00. Parecia un desierto.

La pension es una casa de finales del siglo XIX con un precioso patio andaluz. Se llama La Casa del Centro y su dueña Beatriz.

Ahora salimos a dar un paseo por la histórica ciudad de Ecija. Nuestras caras estan contentas porque en breve se sumará a la iniciativa Fran, el tio de «las 13 bicis» que es como le conocí en Las Negras, Almería.