Aprovechamos cualquier momento para escribir. Estamos en Olite, que se prepara para sus fiestas medievales que comienzan mañana. Nosotros no estaremos pero somos conscientes que no podemos estar siempre donde deseamos. En este mes y en Navarra más que cicloturistas parecemos feriantes. Si cada uno de nosotros llevase un carrito como el que acarreo yo estoy seguro que alguno pensaría que llevamos la barraca encima. Todo esto viene a cuento de lo que un día me dijo mi abuela: –Pareces barraquero, de fiesta en fiesta–.

Ayer fue la primera noche que podemos decir que salimos «un poco» de fiesta. Nos fuimos al bingo. Casi todo el pueblo estaba en un recinto donde tocaba la verbena. Lo primero que hago, como si fuese un viejillo de pueblo, contar los músicos. Y es que desde hace mucho tiempo a los grupos que tocaban en las fiestas de Puras de Villafranca (Burgos) y en los alrededores se les juzgaba por el numero de músicos sobre el escenario. Daba igual que tocasen dos y estuviesen 50000 y el pastor con sus ovejas. Si había gente el grupo era bueno, el pueblo rico, el pueblo mejor.  Total que en este conté hasta 17 personas sobre el escenario. Luego nos enteramos que las fiestas duran 9 días y todas las noches hay verbena.

Pero sigamos con la mañana. Nos hemos levantado pronto. Hemos dormido en el campo de futbol al resguardo de la grada y al aire libre. Esta mañana el despertador fue el «viejo del visillo». A mi me asusto porque aparecio como un fantasma. La primera vez que le ví, con sus grandes gafas admito que me asuste un poco. No porque nos fuera a robar sino porque era lo más parecido a un extratarrestre a las seis y media de la mañana. Solo le falto una chaqueta verde (los marcianos me los imagino de color verde). El hombre al parecer tenía la sana costumbre de dar vueltas al campo. Una y otra, y otra vez más… y cada vez que pasaba te soltaba un:

–Buenos días– y un poco más tarde se convirtió en: –!Ya es hora de levantarse!– o un –!Que os pilla el sol!– Todo esto mientras golpeaba su bastón a su paso.

Así que con nuestro despertador al son de sus vueltas comenzamos a levantarnos.

Pasamos lista: dos pinchazos. La bici de Juanma y la de Cristina. Ayer pincho Jorge y Juanma.

MariCarmen se ha levantado jodidilla. Tanto que ella decide intentar continuar. Salimos un poco tarde. el grupo continua mientras Juanma y yo nos quedamos intentado buscar un lugar donde dormir hoy y mañana. De paso actualizo el blog.

Nosotros saldremos una hora más tarde por una carretera paralela a la que eligen ellos pero que va a parar al mismo sitio sin hacer muchos más kilómetros. Nos detenemos en el Monasterio de la Oliva donde residen frailes. el  monasterio se encuentra junto a fincas de arroz y por las pintas (puertas con mosquiteras, maquinas que dejan secos a los mosquitos y moscas) me alegro de no habernos acercado hasta aquí a las tantas de la noche buscando un «mejor» sitio donde dormir.

La ruta del día pasa por la Laguna de Pitillas, uno de los mejores lugares del norte para la observación de las aves. El sol pega fuerte y la laguna esta, desde donde nuestra vista alcanza, seca. Seguimos hasta Olite y nos reunimos con el grupo.

Son las cinco y cuarto de la tarde. Hemos visto que estos días estamos bajo una ola de calor (hace tanto calor por aquí como en el sur, 40 grados). Y me han llamado desde un parque para decirme que MariCarmen ha tomado la decisión de buscar un hostal y recuperarse. Así que en un rato nos reuniremos para ver que hacemos. La idea es continuar hasta MendiGorria pero vamos a ver que sucede.

..Horas más tarde.

Lo que ha sucedido es que MariCarmen ha decidido quedarse en un hostal ha recuperarse. Mientras ella dormía nosotros hablamos sobre que decisión tomar. Bla bla bla. Al final seguimos un poco el consejo de Miguel: «Es una decisión personal y ella mejor que nadie conoce su estado». Así que seguimos camino.